Los toldos manuales funcionan girando una manivela, sin ejercer demasiada fuerza. Con ese simple movimiento se transmite la rotación de las manos a el tubo que enrolla y desenrolla la lona. Esto es gracias a un engranaje sencillo pero muy resistente.
Debido al uso frecuente de los toldos, sobretodo cuando llega el calor, se deterioran y desgastan. La lona pierde calidad, se decolora e incluso puede llegar a rasgarse, por lo que es necesario cambiarla transcurridos unos años. Igualmente le ocurre al engranaje del toldo, se desgasta y deja de funcionar correctamente o se bloquea.